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8 razones por las que nunca olvidarás tus viajes

0. De Madrid a Hawaii

1. El más fuerte de la jungla 

2. Memorias

3. Los extra de viajar 

4. Incluso en los malos momentos

5. Conocer culturas distintas a la tuya 

6. Indiscutiblemente el idioma

7. Fomentar relaciones 

8. Para los amantes de las fotos

¿Quién no ha hecho favores tras favores por sus amigos? Hace unas semanas, un amigo me pidió que escribiera esto, le dije varias veces que no porque tenía otras obligaciones, y justo tenía que ir hasta Hawái ese fin de semana. No entendía muy bien por qué me eligió a mí pero luego pude entenderlo mejor, incluso yo terminé pidiéndole que me dejara escribirlo porque ya él se estaba planteando decirle a otra persona que lo escribiese.

Era la primera vez que visitaría este estado de EE UU, mi emoción era real, preparé de todo, algunas cosas se salieron de mis manos pero pudieron ser solucionadas, imagina a alguien de 24 años, con su pareja y su cuñada de 14 años, intentando llegar a un lugar al que nunca han ido, con pocas reservas de comida, el dinero para pasajes justo; aún así estando con muchas buenas expectativas y jugando con un pequeño cachorro de perro que vivía en la terminal en la que estábamos esperando.

Suena un poco loco todo esto de no tener las cosas listas al 100% y seguir con ganas de ir, pero desde siempre me ha gustado viajar, tener nuevas experiencias y otras características que te diré más adelante, mi hermana no es para nada de este tipo de personas, te la describo un poco, ella es alta, tiene 28 años, prefiere tener todo a la mano y de forma sencilla, si no tiene cómo comunicarse rápido prefiere quedarse donde está y que le hagan lo que ella quiere, sin contar que tarda como 3 horas en alistarse para salir. 

No quiero que se malinterprete, yo quiero mucho a mi hermana, pero me desespera la mayoría de las cosas que les dije –sé que muchos en alguna oportunidad hemos sido así– pero a lo largo de los años he ido desmontando mitos que van en contra de los viajes y de todo lo que esto implica. 

Si me lo permites, acá te presentaré una serie de razones que te animarán a aventurarte e ir de viaje más a menudo.

0. De Madrid a Hawái 

Aquí tienes una ejemplo para que te puedas unir al clan de los amantes de los viajes. Yo amo irme de viaje con mi novia, es una de las mejores experiencias que podemos compartir, incluso he ido varias veces con amigos, en esta oportunidad, su hermana menor fue con nosotras, fue una experiencia interesante, nunca había tenido esa sensación de tener que hacer cargo de un menor de edad pero resultó que llegó viva de regreso a su casa.

Nunca había viajado en barco, mis viajes por España siempre habían sido por tierra, ya por ese lado fue toda una experiencia, nada de nauseas pero al ver esa mar abierta me di cuenta de lo grande del mundo y los rincones en los que podemos vivir en algún punto de nuestras vidas, bajamos y mi suegro estuvo ahí para recibirnos, él era quien se encargaría de presentarnos formalmente a Hawái, y para mi agrado, fue un excelente guía turístico – ¡incluso conocí al abuelo de mi novia! – así que tenía los nervios de una nueva tierra y de conocer a la familia de mi pareja, sí, estuve con los nervios por el cielo. 

Todos fueron personas geniales, y mi pareja tampoco había vivido muchas de las cosas que pudimos experimentar (¡muchos check points listos!). Finalmente, mi novia, su hermana y yo nos quedamos en un hotel bellísimo y todos los días conocimos sitios nuevos. 

Personas nuevas, un país con otro idioma, nueva cultura, sitios que estaban ahí esperándonos, una persona agregada al grupo de viaje y una cámara lista para capturar instantes, yo definitivamente iba a disfrutarlo. Quizás esto es lo que vio mi amigo para pedirme venir hasta acá una semana después. 

1. El más fuerte de la jungla

Esto no me pasó en Hawái pero no puedo dejar de mencionarlo, iba a salir con una amiga hacia un pueblito que quedaba a 12 horas de donde estábamos ubicadas. Teníamos nuestras maletas listas, y de repente se fue la luz en toda la terminal, nuestro primer impulso fue girar y tomar nuestras maletas –nunca se sabe dónde hay un carterista– luego, al llegar a uno de los primeros sitios para hacer un transbordo, los restaurantes estaban cerrados y sólo había una frutería que también tenía cuches, pudimos comprar un par de bananas y unas cuentas galletas.

Viajar también incluye estos pequeños tropiezos, pero la primera persona que podrá poner una traba grande eres tú mismo, reírse de los desaciertos es uno de los mejores trucos para superar todo, siempre tienes la opción de tirarte al piso o buscar soluciones y pasarla lo mejor posible. No te voy a mentir, no todo es perfecto, lo que vuelve perfecto un viaje es saber disfrutarlo e ir más allá para poder contar buenas historias, busca las mejores opciones alimenticias y las ofertas que veas en el camino. 

2. Memorias

En tu día a día podrás estar en medio de una reunión entre amigos, compartiendo sentados alrededor de una mesa con bebidas, empiezan a contar historias y… ¡Boom! estarás listo para contar esa anécdota divertida que te ocurrió estando de viaje en Roma –o donde sea que se te ocurra y quieras viajar–. Puede ser una historia corta o elaborada, pero lo realmente satisfactorio de esto es poder ver hacia atrás y suspirar con recuerdos que te hicieron crecer como persona, compartir tu visión del mundo y aprender de cada experiencia.

Después de todo, el mundo se ha ido creando a través de la memoria humana y las huellas que vamos sentando por medio de estas vivencias. 

3. Los extra de viajar

Existen varias maneras de conocer el mundo, hace un año, cuando fui a Perú tuve la oportunidad de conocer a una pareja de estudiantes que había decidido ir de intercambio a este país por asuntos académicos, su punto de vista fue interesante, cuando estuvieron en su país natal se dieron cuenta de que querían viajar y conocer pero no tenían dinero suficiente, buscaron una oferta académica y a los 2 meses pudieron llegar a firmar los documentos para ir a estudiar a otro país.

Ellos me hicieron darme cuenta de que si uno se dedica aunque sea un poco, es muy probable poder llegar a donde quieras, también me di cuenta de que puedes llegar trabajando parcialmente para pagar las cuentas y seguir con un buen ritmo de vida. Por último, mis favoritos fueron los voluntarios, a ellos los conocí en Colombia, esas personas que trabajan sin recibir un pago puntual, pero se esfuerzan por mejorar la calidad de vida tanto de animales como de personas, muchas veces no saben a dónde irán pero es seguro que conocerán culturas nuevas. 

4. Incluso en los malos momentos 

A la vida se le antojan situaciones que muchas veces nos hacen ver hacia arriba y decir un gran ¡¿Por qué a mí?!  Pero luego de que se te quede el pasaporte sobre la cama y tengas que regresarte, apreciarás un buen bolso de mano dónde guardar las cosas más indispensables y tenerlas cerca; también puede ocurrir que estés en un autobús y no encuentres el dinero para poder llegar a un sitio lejano, si tienes habilidades para cantar, tendrás una buena anécdota para contar esa vez que tuviste que cantar para ganar el dinero e ir hasta donde está tu billetera. 

Como un niño que aprende que el fuego quema, los viajes nos hacen apreciar los detalles que se nos escapan en la rutina del resto del año, incluso en los malos momentos puedes aprender y pasarla bien.

5.  Conocer culturas distintas a la tuya 

Esta es una de las ventajas que más me gustan, la diversidad del mundo es tan genial que te encontrarás con personas y situaciones que no tenías idea de que existen. Las fronteras se expanden por completo, yo que he estado en unos cuantos cursos de inglés en Madrid, puedo decirte que hay formas de comunicación que no te enseñan en aulas de clases ¡el mundo es una académica de vida muy grande! Comer y probar sabores extraños no tiene comparación, y tener referencias a la hora de intentar cosas nuevas en tu propio país, te ayudará a tener una mente mucho más amplia. 

Las religiones y costumbres te enriquecen tanto como persona que inevitablemente terminarás siendo otro, al tratar con las personas sabrás que las formas de ser, los problemas y sonrisas, no distinguen nacionalidades. Permite que tu mundo sea mucho más grande que ese trayecto de tu casa a la universidad y verás lo bello de las culturas. 

6. Indiscutiblemente el idioma

El último curso de inglés en Madrid en el que estuve me dijeron algo que recuerdo claramente “El inglés y cualquier otro idioma te permitirá acercarte a personas sin que te des cuenta”. La primera vez que subí en un avión fue en ese viaje a Hawái, era el viaje de regreso e  íbamos al lado de unos rusos, mi cuñada – un poco torpemente – dejó caer una de sus maletas encima de uno de los rusos, lo único que repetía una y otra vez era “sorry, sorry, sorry”, no pudimos evitar reírnos de esto y le dijimos que no importaba si sabían o no inglés, con su cara era suficiente saber que estaba disculpándose. 

En realidad no sé si el saber ruso hubiese mejorado el resultado de eso, algunos rusos suelen ser bastante serios, pero coincido en parte con eso que me dijeron, y aunque en la Academia de idiomas en Madrid en la que me formé, me enseñaron de todo con respecto al idioma inglés y poder tener una comunicación asertiva, puedo afirmar que educarse y viajar son la dupla perfecta para tener un viaje exitoso, y si no lo haces justo en ese orden, no te preocupes, verte rodeado de personas y carteles que hablan en un idioma diferente te harán aprender por la fuerza, pero sin presiones, la amabilidad, una sonrisa y el buen trato son el primer idioma con el que puedes expresarte.

 7. Fomentar relaciones 

Haciendo a un lado el hecho de que conocí a una buena parte de la familia de mi novia, este punto está orientado hacia esas personas que están a tu lado desde que salen para irse juntos y volver con un cúmulo de experiencias compartidas. 

Ya sea para fortalecer los lazos amorosos, familiares o amistosos, las situaciones que se pueden presentar a lo largo de un viaje, serán una oportunidad de oro para conocer realmente a esa – o esas – personas con las que decidiste aventurarte. Te recomiendo que empieces con un paseo sencillo como ir a la playa  uno o dos días máximo para saber los gustos y esas mañas propias de cada quién, eso te ayudará a no llevarte un gran fiasco en un viaje largo de al menos una semana, claro, no le digas a esa persona que le estás poniendo a prueba con esto.

Tener compañía es una forma bonita de enfrentar esos retos que se puedan presentar, además de que seguramente verás con mayor cariño a alguien que te acompañó en varias experiencias, en comparación con alguien con quien compartes poco.

8. Para los amantes de las fotos

Aceptémoslo, para los amantes de las fotos y vídeos, los viajes se vuelven la oportunidad perfecta para tener un muy buen material. Yo soy una de esas personas, y además gracias a que mi novia es diseñadora gráfica (y sabe de edición de vídeos) hemos creado un par de piezas de esos viajes que hemos compartido; hemos creado la oportunidad de hacer de nuestras memorias un pasatiempo que nos encanta y además podemos imprimirle un toque personal. 

Si tu pasión no son tanto las fotos pero puedes relacionarlo con viajar, no dejes de intentarlo, ya seas coleccionista de objetos que se pueden encontrar en viajes o sólo quedarte con los recuerdos… ¡Ve de viaje, conoce, vive y sé parte de eso que hace crecer tu vida a través de experiencias y nuevas culturas!

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